Se habla hoy en la ciudad de
Cartagena de una nueva forma de hacer política, una nueva forma de manejar y
regular la economía. Dicen que se llama “La Tercera Vía”, y el concepto viene
de la academia. Según Anthony Giddens, el teórico que la formuló, la tercera vía
es una manera de gobernar, desde el centro político y desde la economía mixta.
La tercera vía surge en la academia como una reacción al neoliberalismo que se
impuso como salvación ante el fracaso del Estado de Bienestar y el Estado
Socialista. Este artículo pretende revisar qué tan central es este gobierno y
qué tan mixta es esta economía.
Cuando se dice que alguien está
en el centro político es porque, básicamente, esa persona dice no ser ni de
izquierda ni de derecha. El centro político no propone sino critica. No le
sirve la derecha, que considera demasiado deshumanizada, y no le sirve la izquierda,
a quien la ve como el abuelo alcahueta del ciudadano perezoso. Pero lo que sí
es cierto es que no hay ideología de centro, ni programas sociales de centro,
ni nada que se le parezca. El reformismo, que tiende a confundirse con ser “de
centro”, es un poco más claro en sus intenciones de progreso social y
económico, pero hay reformistas de izquierda y de derecha.
Para analizar la postura política
del presidente Santos no hay que hacer un análisis demasiado profundo, sus
políticas hablan por sí solas. Santos promueve la libertad de empresa, la
propiedad privada, el libre cambio (en forma de TLCs), y un Estado que en
general no se involucra demasiado en los asuntos del ciudadano. Santos es
entonces un liberal. Y los liberales pueden ser más o menos liberales, más o
menos socialistas. Si yo fuera Uribe, de una digo que Santos está muy cercano
al socialismo porque es amigo de la FAR, de Maduro y de los Castro. Pero lo
cierto es que para estar cerca del socialismo hay que propugnar un modelo
económico colectivista y no capitalista, como el que promueve Santos. ¿Cuándo
ha hablado Santos de afectar la propiedad privada? Por más de que Fernando
Londoño, en su primera columna en este medio, diga que la “terminación del
latifundio” es un atentado contra la propiedad privada, eso no es cierto. La
terminación del latifundio no es una política colectivista, ni mucho menos,
sino un esfuerzo que debe hacer el Estado por redistribuir equitativamente las
tierras. Estoy seguro de que los grandes latifundistas no se van a quedar sin
propiedades, tan seguro como que esto es Colombia y aquí mandan son ellos. Este
gobierno es de derecha, una derecha más liberal que la derecha totalitaria de Uribe
y Londoño, pero derecha al fin y al cabo.
Pasando a lo económico, no puede
ser menos cierto eso de que Colombia es una economía mixta. Cualquiera que viva
aquí sabe que el que manda es el que paga. Colombia está hecha a la medida de los
ricos. Y cada vez más. Cualquier país, desde Cuba hasta Estados Unidos, puede
alegar en parte que tiene una economía mixta. Esto es, una economía con gran
participación del sector privado, y con una regulación (más o menos) fuerte por
parte del Estado. Los países escandinavos, los más desarrollados del mundo, y
los más prósperos de Europa, manejan, de verdad, economías mixtas. Noruega, por
ejemplo, con grandes empresas privadas, garantiza el control estatal sobre el
petróleo, principal recurso del país, y así interviene prácticamente en toda la
economía. En Suecia, el mercado está un poco más desregularizado, y las
empresas públicas no son muchas. Sin embargo, el Estado interviene la economía
cuando redistribuye cerca del 60% de los salarios de los ciudadanos a través de
impuestos al ingreso. Aquí sería terrible que el Estado le quitara a uno el 60%
del salario, sobre todo si es el salario mínimo, pero es tan terrible porque no
podemos si quiera concebir un Estado que de verdad redistribuya los recursos, a
eso no nos han acostumbrado.
Total que hay varias formas de
que la economía sea, o al menos parezca, mixta. Pero en Colombia no hay ni
rastros. Como ni rastros de que Santos sea de centro, si toda la vida ha gobernado
con la derecha y lo sigue haciendo. Ni hablemos de sus compañeros en Cartagena:
Blair, Clinton, Cardoso, Lagos; todos estandartes del neoliberalismo en sus
países.
Dijimos antes que la tercera vía
es una reacción al neoliberalismo. El neoliberalismo fue una reacción de
derecha ante el fracaso del Estado de bienestar y los estados socialistas.
Colombia no fue socialista, ni tuvo Estado de Bienestar, pero sí nos metieron el
cuento del neoliberalismo. Ahora, tan vivos ellos, le ponen al neoliberalismo “Tercera
Vía”, disfrazando al lobo de oveja. Lo que uno ve, en todo caso, es que esa “tal tercera vía” de Santos, NO
EXISTE.
@CamiloAcosta2
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